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Mostrando entradas de 2022

Fábula moderna

      Érase una vez alguien tan pequeño, tan pequeño, que tan solo era una diminuta bola gris. Como una canica con la que nadie jugaría, sin fantasías entre el vidrio ni vivos colores. Esta diminuta bola gris se pasaba el día rodando, de aquí para allá, observando a las personas que le rodeaban. Cuánta envidia les tenía... Pero no sólo les envidiaba, a muchas de esas personas también las admiraba. Admiraba su pasión, su jovialidad. Admiraba su capacidad de sonreír e ilusionarse y, lo que más admiraba y envidiaba, a la vez, era cómo podían influir en otras personas, cómo dejaban su huella unas en los demás. "Ojalá supiera ser como ellos", pensaba mientras no paraba de rodar entre unos y otros. Rodaba y se entusiasmaba, rodaba y se enamoraba, rodaba y se sorprendía pero siempre se lamentaba: "ojalá supiera ser como ellos". Un día como cualquier otro, la triste bola cayó por unas escaleras mientras observaba ensimismada a esas personas que tanto admiraba. Cayó y siguió...

Los límites del drama

     No pasa un día sin que ocurra. Pasa en nuestro entorno, a cada momento. En la prensa escrita, en televisión, en el cine, en la literatura. Mira a tu alrededor, también está ocurriendo. ¡Basta ya! No podemos permitir que esto siga así. Basta de drama. Desde aquí alzo la voz contra todas esas voces que banalizan el drama y lo usan como arma contra las personas. Tenemos que hablar de los límites del drama.      La guerra es un negocio, también para el periodismo. Como así lo son el cáncer o la actual pandemia. No sólo son negocios, son armas en manos de acaparadores de likes. El drama se utiliza como muleta para el rédito propio, se usa para vender entradas y suscripciones. El drama es usado para crear una imagen del que lo blande que dista mucho de la realidad. Desde Pedro Piqueras hasta Almodóvar, pasando por Sofia Coppola o cualquier escritorzuelo mediocre endiosado. Y parece que a nadie le ofende. A nadie le ofenden las imágenes sádicas que nos muestr...