Los límites del drama
No pasa un día sin que ocurra. Pasa en nuestro entorno, a cada momento. En la prensa escrita, en televisión, en el cine, en la literatura. Mira a tu alrededor, también está ocurriendo. ¡Basta ya! No podemos permitir que esto siga así. Basta de drama. Desde aquí alzo la voz contra todas esas voces que banalizan el drama y lo usan como arma contra las personas. Tenemos que hablar de los límites del drama.
La guerra es un negocio, también para el periodismo. Como así lo son el cáncer o la actual pandemia. No sólo son negocios, son armas en manos de acaparadores de likes. El drama se utiliza como muleta para el rédito propio, se usa para vender entradas y suscripciones. El drama es usado para crear una imagen del que lo blande que dista mucho de la realidad. Desde Pedro Piqueras hasta Almodóvar, pasando por Sofia Coppola o cualquier escritorzuelo mediocre endiosado. Y parece que a nadie le ofende. A nadie le ofenden las imágenes sádicas que nos muestran los telediarios, los films sobre la odisea del maltrato o una enfermedad incurable, a nadie le ofende que el ser humano sea capaz de matar y morir y que ello sea utilizado para alimentar egos, aumentar audiencias o medrar en ventas y dividendos. Y ahí sí hay deshumanización y crueldad pero a nadie ofende porque es la cruda realidad. Ah pero cuando hablamos de ficción... Cuando hablamos de ficción es distinto. Sobre todo cuando esa ficción trata de pisotear al monstruo y someterlo a la necesidad de seguir viviendo que, qué manía más fea, tenemos los humanos.
Es por eso que digo BASTA. Basta de vender drama, basta de tragar drama. ¡Hay que ponerle límites al drama! ¡No todo vale!
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