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Mostrando entradas de 2019

Evoluciones

¿Qué queda tras comprenderlo? Nada. Nada permanece vivo cuando has mirado al abismo a los ojos. No hay vuelta atrás cuando comprendes que sólo eres una mota, como el resto, pero una mota del cáncer más virulento: la tristeza. Nada queda, una vez definido así. Ahora eres una célula suicida con una misión: contagiar de esa actitud al resto de células sanas de un sistema. O eso creen ellas. Es entonces cuando quedas encerrado en una espiral de crecimiento irrefrenable, abandonas tu forma de célula cancerosa para evolucionar en tu siguiente estado: ahora eres un mosquito. Una sanguijuela casi imperceptible a la vista que parece dedicar su frágil vida a sorber la alegría ajena, así te definen. No eres más que un parásito que se alimenta de la felicidad ajena y sólo deja un páramo de incomodidad, a su paso. O eso creen, los de fuera. Una vez cruzada la frontera, ten por seguro que no volverás. Tu na...

Entre velos

En una mesa apartada de miradas curiosas conversan dos individuos, un hombre y una mujer. El sosiego no parece ser el mejor de los atributos de él. Ella, en cambio, vigila su expresión corporal, su tono y volumen y, sobre todo, su entorno. " Dos en la barra, jubilada y comercial. Tres holgazanes de la obra pública de enfrente, bebiendo en horario laboral, en aquella mesa. Nadie más. No hay riesgos ". — Antes que entremos en materia, relájate. —le coge la mano derecha con firmeza y la sostiene sobre la mesa.— No te conviene alimentar tu estrés, menos aún que nadie se fije en ti. — Pero ¿cómo pretendes que lo haga? ¿Eres consciente de lo que planteas? —mira a su alrededor, tapa su cara con una mano y deja caer su cabeza sobre la mesa, posando sus manos sobre la nuca.— De esta no salimos, Sarah. De esta no salimos, te lo digo. — Deja que te cuente cómo lo veo yo: —acaba de liarse un ci...

Diálogo interno

Despacio. No tenemos prisa. El Mundo seguirá ahí, cuando hayamos acabado. Seguirán ahí adoquines y farolas. El Mundo continuará observándonos, impávido. Eterno bodegón inamovible. Frío edificio gris. Continuemos, pues, nuestro camino. Nada hay que deba influir en ello. No mires, no escuches. Sencillamente: camina. Camina y no cedas un paso al sendero, pues al otro extremo nos espera el descanso. No necesitamos apresurarnos, solo camina. No repares en la mirada de cuervos o en el baile que dibuja el ramaje, sólo tratan de desviarte de tu camino. Del nuestro. Camina y no preguntes, no dudes. Jamás has de dudar de mí, pues ¿quién más hay aquí? Oh, ya. ¿Dudas ahora? Sigamos, nos aguarda el verdadero descanso. Vamos. ¿Qué haces ahí parado? El camino está a este lado. ¿Qué pueden tener de interesante esas flores? ¿Y esas lagartijas, correteando entre las rocas? Nada. Nada q...