Colitis (pt2)

    Una chaqueta almidonada aparece encajada en el centro de la pantalla, desatendiendo todas las recomendaciones cinematográficas acerca de la proporción áurea y la atención del espectador; parece tener algo que decir, o eso cree:

Última hora en el juicio sobre el caso del Paseo Tribuna: como podemos saber, según información de agencias, Paco Marchena y Mariano Casagrande han sido indultados por el juez Maroto, desestimándose así toda causa impuesta sobre ellos. Tanto la fiscalía como el juez han estimado retirar la imputación a ambos, encausados anteriormente por delitos de prevaricación, amenaza y coacción y pertenencia a grupo criminal. Tras una dura semana de vistas y sesiones, los acusados pueden descansar, al fin. Ampliamos información en el Telediario Segunda Edición, a las 20:30, 19:30 en Canarias.


Manda cojones... esputa con desdén el regente. Está claro que para que le encierren a uno, hay que ser pobre. ¡Y, a poder ser, rojales!
No te falta razón, Pepe, nunca. responde ella sin perder detalle de la repentina incomodidad del facha de siempre—. A ver, “Abundio”, ¿qué tienes que decir hoy?
Niñata malcriá, a fregar te iba a poner yo, que es donde tenías qu’estar. ¿Qué quiés que diga? Pos que bien, si no han encontrao motivos p’ancerrarlos, libres que son. Si al final los rojos sois más malos que los que sus quejáis… Y Abundio tu puto padre, rica. —relata con esfuerzo, casi asfixiado por el volumen de su amarillenta papada, agotando incluso a un humilde narrador.

     La Senyora Quimeta observa el retablo con ojos brillantes, el hociqueo siempre fue su droga y, esta vez, es espectadora en primera fila.

Eres más salao que el coño de una momia, no se qué haríamos este y yo señala a Pepe, el cual se encuentra más incómodo que a gusto con la citaciónsin ti. Eres el alma de este antro, de verdad. No puedo imaginar qué sería de él sin esas intervenciones taaaaaan esclarecedoras. Eres el puto cenit de la opinión, justo como ese hijo de puta del Marchena, que se ha librao por facha y meapilas. sonríe con sorna, lanzando una mirada desafiante al hinchado sexagenario.
Niña, va, bájame el tonito que me la vas a liar otra vez. en sus ojos ve, fotograma a fotograma, el último gran jaleo que nuestro objeto de atención organizó en el local—. Que conste que no te quito razón, hija, pero no me eches a más clientes que no vivo sólo de tus cafés. Hazme ese favor…

     Atento y callado, el desconocido cincuentón, no pierde el hilo del debate. Sus ojos parecen seguir una partida de ping-pong, su rictus recuerda al de un crío que acaba de cometer la mayor de las pillerías. Acomoda algo en su bolsillo, nadie parece advertirlo.

Eso, niña, tú a lo tuyo. se siente reforzado, el sapo ictérico. Además, no tengo el humor pa discutir.

     Ella muerde su labio inferior, haciendo un esfuerzo, el cual escapa a sus capacidades, para no ajusticiar verbalmente a su contrincante. Se lo debe al desvencijado camarero, pocos merecen su respeto como él.

Senyora Quimeta, no parla avui? pregunta tratando de ventilar el viciado ambiente—. Com estan sons fills? I els menuts, què diuen? Fa dies que no veig a cap d’ells pel barri. sabe bien que no es época lectiva, sólo pretende dar algo de vida a la monótona rutina de una octogenaria cualquiera.

Ai, filleta, de què vols que parli? Nosaltres, els vells, ja no sabem de res i el poc que tenim a dir, no l’escolta ningú. responde con su habitual discurso, no ha cambiado en veinte años. Els nens són a casal i els grans fent mitja jornada. Quan arriba l’estiu ja no em queden ni nets, fixa’t-hi.





(Continuará en la última entrega)

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